martes, 26 de marzo de 2013

Querer expresar

                                                 



Son de esas veces que quieres romper en llanto, pero te detienes,
quieres desgarrar las paredes hasta con la última uña de las manos. Pero algo te atrapa y te encierra tras unas rejas con más de un candado, sin embargo son invisibles.
Ya no puedes con la carga pesada, te quieres safanar de ello,
 salir a gritar y explotar lo que llevas ahí adentro, ya la paciencia se agotó y ya no puedes retroceder. 
Tu cuerpo se empieza a paralizar y se empieza a desgastar. Lo único que quieres es descansar.

-Karen Luna

domingo, 10 de marzo de 2013

El portal (parte III)


El polvillo me picaba la nariz y tenía comezón, y Kamulo me decía –asómate debajo de tu cama, anda.
-Está bien lo haré.
Me asomo debajo de la cama y sorprendente ¡si hay una puerta debajo de mi cama.
-Kamulo pero ¿cómo? ¿Por qué? Hay una puerta si antes no lo había visto, jeje de seguro es un sueño.
-Si como no, un sueño, sigue soñando niña fea.
-No seas gruñón, yo sé que me estimas.
-Ya deja de decir pamplinas y echa un vistazo.
-De acuerdo Kamulo.
Me asomo debajo de mi cama, extiendo mi brazo y al momento de abrir la pequeña puerta, pasó algo grandioso y maravilloso. Algo mágico y hermoso. Se extendió el cuarto y desapareció la cama y todo se convirtió en algo verde, con cascadas, había ninfas en el pasto y hadas volando entre los árboles y las nubes, me quedé atónita con lo que había visto, además había más duendecillos, gigantes sonrientes y felices, todo era espectacular como nunca lo había soñado antes. Volteo hacia atrás y nada más veo una puerta. Pero no le tomé importancia y empecé a caminar y observar todo lo que estaba a mi alrededor y me olvidé de que estaba Kamulo conmigo. Mientras tanto estaba caminando y a lo lejos escuché que estaban gritando mi nombre, me destantee un poco y dije: -¿si será a mí? Y volteaba a los lados y no miraba a alguien que dijera mi nombre y de nuevo: ¡Florentinaaaaaa! Y volteaba y nada y dijeron: -aquí abajo y a tu izquierda. Y voy viendo que era una duendecita más diminuta que Kamulo. Me agaché tanto casi hasta topar el pasto y le dije:
 -si ¿dígame?
-¿Has visto a Kamulo?
-Hace unos momentos lo miré pero si es cierto ¿dónde está Kamulo?
-Hay Florentina, si que andas un poco distraída.
-Discúlpeme, pero este mundo es nuevo para mí (y doy una ligera sonrisa).
-No te preocupes, y por cierto todos nosotros te damos la bienvenida a nuestro mundo Jötunheim.
Y todos los que habitaban en este mundo me daban la bienvenida, hasta una hada me llevó un ramo de flores.
-¡Woooow! Qué bonita bienvenida muchas gracias por recibirme así.
Y en un abrir y cerrar de ojos ¡pluf! Se me aparece Kamulo en mis narices.
Continuará….