Quisiera refugiarme entre mis escritos,
estar encerrada y no saber nada del mundo exterior.
¿Para qué sufrir? ¿Para qué amar? Si al final todo se va por los suelos,
undidos en el infierno, olor a azufre y a merma.
No queda más, mas que tener una mirada fría y sollozada.
¿Para qué vivir? Si no tengo un motivo por vivir. Porque la familia, amigos, compañeros,
la gente, todo el mundo me da la espalda y puñeladas en el estómago.
Maldita gente superficial,
maldita gente artificial, y
maldita gente hipócrita.
Que más quisiera desterrar a todos de la tierra y mandarlos al inframundo, para que se ahoguen entre sus mentiras y engaños, y sepan en realidad lo que en verdad se siente ignorar, mentir y apuñalar a la gente inocente y cauta.
Por eso he decidido seguir mi camino solitario, y ahogarme entre mis palabras y explotar entre las letras.
Los años han pasado, ya arrugas han salido, y mis pasos ya son lentos como el viejillo de la tienda que no sabe hacer otra cosa más que sorrear y alburear.
Sigo siendo la misma, solitaria como siempre y maldecir por la actitud de la gente tan áspera y tan falsa.
-Karen Luna